Si algo he aprendido desde que soy madre es que sacamos mil fotos con el móvil…

pero ¿cuántas de verdad terminamos imprimiendo? ¿Cuántas nos hacen sentir algo cada vez que las vemos?

Y lo más difícil de todo: ¿cuántas tenemos con toda la familia junta?

Lo sé, querer que los niños posen para la foto, es muuuy difícil.

Lo bueno es que en mis sesiones no hace falta posar.

No os voy a pedir que os quedéis quietos mirando a cámara con una sonrisa forzada.

Vamos a hacer todo lo contrario: jugar, abrazarnos, reír, estar juntos de verdad, como soléis estar cuando no estoy yo.

Al principio puede que os sintáis un poco raros, como es normal, pero enseguida os olvidaréis de la cámara y simplemente disfrutaréis del momento.

Yo estaré ahí, guiándoos para que todo fluya y capturando esos gestos espontáneos que tanto queremos recordar de nuestros peques.

Pasearemos por el parque, pararemos a observar una flor, una hormiga, podremos correr, saltar, subirnos a árboles....

No importa si el pelo se despeina o si la ropa tiene alguna arruga.

Lo que de verdad importa es vuestra conexión, que se reflejará en las fotos.

Porque esto no va solo de tener fotos bonitas. Va de crear recuerdos que dentro de unos años os harán sonreír, que os permitirá recordar cómo era vuestra familia en esta etapa concreta de la vida.

Y eso, créeme, no tiene precio.

Próximos pasos:

Si te animas a hacerte una sesión en las próximas semanas, te aconsejo:

• que cojas tu calendario y veas cuando te vendría mejor hacer la sesión
• pinchar en el botón de más arriba y reservar tu día
• una vez hecha la reserva te llega un email para empezar a preparar la sesión, con consejos sobre vestimenta, y truquitos para llegar en un ambiente distendido a la sesión de fotos.

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